Hoy es el Día Internacional de Eliminación de la Violencia contra la Mujer. ¿Qué más queda por hacer? ¿Qué más nos queda por decir? ¿Cuántas veces más tenemos que salir a la calle, todavía? ¿A cuántas mujeres más tenemos que ver irse víctimas de la violencia?
Mientras encontramos respuestas a tantas preguntas, muchas y muchos seguimos trabajando para conseguir un mundo, ya no sólo más igualitario, sino más respetuoso con la diversidad de Género.
Y estos días, por ejemplo, hemos dado prueba de ello en una interesante actividad que hemos puesto en marcha en nuestra sede de Valladolid.
Nuestras Tertulias Desayunos allí van tomando cuerpo después de casi un año trabajando con las mujeres que han llegado a la Asociación. Este espacio creado para el encuentro, la reflexión, el compartir con, el aprender de, el poner en valor a cada una de las mujeres que acuden los martes a los desayunos, está permitiendo conocernos, entendernos y establecer lazos y empatías entre nosotras. Por ello es sencillo reír, crear y soñar juntas…
Sin embargo, no sólo es eso; las mujeres reflexionamos sobre lo que sucede a nuestro alrededor, especialmente sobre lo que pasa con las mujeres en general, las relaciones con la familia, la educación de los hijos, la integración…. Y por ello, en el desayuno de esta semana, siendo conscientes de la conmemoración del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, hemos querido dedicar nuestro tiempo a posicionarnos sobre este tema, explica nuestra compañera Fátima García responsable de nuestra delegación vallisoletana.
Ya hace unos años, el 17 de diciembre de 1999 que la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el 25 de Noviembre como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, e invitó a «gobiernos, organizaciones internacionales y organizaciones no gubernamentales a organizar actividades dirigidas a sensibilizar al público respecto del problema en este día como una celebración internacional».
Y se escogió esta fecha porque en ella, en 1960 las hermanas Mirabal (Patria, Minerva y María Teresa) fueron asesinadas, tras ser encarceladas, violadas y torturadas, a manos de la policía secreta del dictador Rafael Trujillo, en la República Dominicana. Estas mujeres se convirtieron en ejemplo de lucha y resistencia frente a quienes utilizaban a las mujeres jóvenes como objetos de poder y presión política a las que se podía utilizar para satisfacer los impulsos más bajos del dictador y sus seguidores.
De estos hechos hace ya muchos años, pero lamentablemente hemos podido compartir historias de vida en primera persona en este noviembre de 2016 que repiten la violencia contra las mujeres. Violencias que no son sólo golpes; son insultos, humillaciones, amenazas, aislamiento de la familia y la sociedad, prohibiciones para salir libremente de la casa «familiar», de no disponer de dinero ni poder comprar ropa más que cuando nuestra pareja quiere; son miedos, grandes miedos… que son violaciones dentro y fuera del ámbito del hogar… Violencias que son prostitución y trata de personas, que son ablaciones de clítoris, casamientos por obligación o acuerdos familiares, que son quebrantos a la infancia de las niñas,… Violencias que son laborales, institucionales… Violencias de las que es complejo salir, porque muchas veces ni las propias mujeres son capaces de poner nombre, que por vergüenza no cuentan, que por miedo a qué será de ellas económicamente esperan un mejor momento, que por miedo a cómo cuidar de los hijos e hijas si los hay, se dan plazos para romper con la situación hasta que sean mayores de edad… Violencias que requieren un proceso evolutivo personal de cada mujer, y que en el mejor de los casos, cuando dan el paso de «romper con la sumisión, de sacar las uñas», con suerte, descubren que hay quien está esperando para ayudarlas.
Asentadas por patrones educativos basados en el patriarcado y el machismo, creemos que la educación de los niños y las niñas en igualdad, en respeto, en libertad, dentro y fuera de casa es uno de los pilares para, quizá en un futuro, poder hablar en pasado de las violencias contra las mujeres… La publicidad, los medios de comunicación, los dibujos animados, las películas, los cuentos, los chistes…. ¡Hay tanto en lo que trabajar!, explica Fátima.
Nosotras, desde nuestro pequeño e íntimo espacio, aportamos estas reflexiones, y alzamos la voz en forma de mensaje escrito en este otoño de 2016.
¡NO MÁS! ¡NI UNA MÁS!