El Programa de Pisos Supervisados y Acompañamientos cuenta con dos pisos para normalizar la vida de las personas

En la Asociación Progestión creemos en las personas, en su recuperación, en las posibilidades que tienen para normalizar su vida, todas aquellas que un día vieron como se desmoronaba, por diferentes circunstancias, lo que habían construido. Y esto, aunque no lo creamos, “a todos nos puede pasar”, como dice Gloria Moreno, educadora social de Progestión. Ella forma parte del equipo que gestiona el programa de pisos supervisados y acompañamientos sociales.

La asociación gestiona dos pisos en Madrid en los que pueden vivir hasta 11 personas en riesgo de exclusión social, que son derivados por educadores y trabajadores sociales. Aquí tienen la oportunidad de volver a encauzar su vida, para ello se les da un plazo de seis meses que se puede prorrogar otros seis si es necesario.

Esta es una labor de equipo, en este programa están implicadas todas las trabajadoras de Progestión, porque desde aquí se les ayudará a buscar empleo, se les facilitan recursos formativos y se trabaja con esas personas para que tengan una persona de referencia en momentos en los que lo pueden necesitar. Aquí, convivirán con gente que está en situaciones similares, pueden acudir a este recurso social personas entre 18 y 65 años y tienen que pagar 180 euros cada mes.

Los pisos supervisados son recursos no institucionalizados, destinados a personas que no tienen recursos económicos ni apoyo externo. “Nuestro objetivo es buscar la normalización y la autogestión, pero también hacemos acompañamiento para ayudarles a realizar trámites administrativos o para ir a un consulta médica”, explica Gloria Moreno.

Por nuestro programa han pasado 36 personas de diferentes nacionalidades. Algunas de ellas han pasado por situaciones realmente complejas y han sido capaces de salir adelante.

Como Carmen, española, desahuciada tras la separación de su marido y trabajando en una cadena de ropa tras hacer varias entrevistas de trabajo en multinacionales de tecnología.

José, otro español que ha aprovechado su estancia en la vivienda para formarse y capacitarse como Auxiliar de Geriatría.

O Samo, nigeriana, 23 años, raptada por una red de victimas de trata cuando acudió a un pueblo cercano a su ciudad en busca de su padre. Llegó a Italia primero pero… había demasiadas chicas y al final la abandonaron en Madrid, tras varios días sin comer nada. Escapó y terminó llegando a Progestión. A Samo la acompañaban su sonrisa, su alegría y sobre todo… sus ganas de buscar una oportunidad. Participó en nuestro programa “Y…Acción!” de búsqueda de empleo para menores de 35 años. Hoy comparte habitación con una compañera de trabajo, porque Samo está trabajando como Auxiliar de Peluquería.

 

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