Volvemos a la calle a explicar la historia de la ciudad en la que vivimos y lo hacemos junto con mujeres interesadas en conocer el papel de otras mujeres en otros momentos de la historia en Valladolid. Y concluimos que no hemos sido tan distintas y que hoy en día, vengamos de donde vengamos y hablemos el idioma que hablemos… no somos tan diferentes.
Oficios y experiencias de mujeres en Valladolid durante la Edad Media…
¡Qué lejanas nos parecen pero qué cercanas hemos sentido las formas de vida de aquellas mujeres!
Una tarde de primavera, en Valladolid, un grupo de hasta 15 mujeres diversas, se reúnen para compartir una ruta por la ciudad descubriendo parte de su historia, la historia vivida por las mujeres en los siglos XIV y XV; descubriendo cómo fueron capaces de salir del ámbito privado de aquella sociedad al público, no sin dificultades en un orden social patriarcal que las recluía tradicionalmente al ámbito doméstico…
Pero qué curioso, un ámbito doméstico que ellas mantenían con tareas reproductivas (crianza de hijos, mantenimiento de la salud y la higiene familiar, abastecimiento del hogar de alimentos, agua, leña…, cuidado de enfermos y mayores) además de apoyar las labores agrícolas, artesanales o comerciales que sus padres, hermanos o esposos desarrollaban, eso sí, para ellas sin reconocimiento, pero donde se fueron haciendo espacio a pesar de las grandes dificultades con las que se encontraron.
Un ámbito doméstico cuyas tareas, era posible desarrollar fuera del hogar, y por las que recibían un salario o tierras que trabajar para el sustento familiar y, por qué no, vender sus excedentes.
Mujeres hilanderas, cardadoras, tinteras, panaderas, parteras, lavanderas, cocineras, taberneras, regatonas, fruteras, carniceras, mozas, criadas, jornaleras, que tienen en Valladolid sus espacios donde desarrollaban sus tareas: el río, las fuentes, las plazas del mercado, las calles de los oficios.
Así, en una tarde de primavera, la Plaza Mayor (plaza del mercado a partir del siglo XIII), Duque de la Victoria (antiguamente calle de los Olleros), la Plaza de España (antes Campillo y su entorno de Panaderos, Hostieros, Mantería, Caldereros… el arrabal de la ciudad en la época), la margen del Pisuerga (donde las lavanderas además de realizar su trabajo, tenían un espacio de esparcimiento alejadas de los hombres, íntimamente espacio femenino), el hoy cerrado Hotel Conde Ansúrez (entonces aceña o molino de agua), los espacios sanitarios… nos han servido de marco para conocer a aquellas mujeres lejanas en el tiempo, pero más cercanas a nosotras de lo que podíamos haber imaginado en su búsqueda de espacios, de participación, de independencia, de derechos…
A nosotras, hoy nos toca seguir en esta búsqueda, pero con la confianza en que los avances son posibles si todas nos reconocemos en la misma mirada, si somos capaces de generar un vínculo estrecho que nos una… Y aquella tarde de primavera, ese vínculo se hizo aún más fuerte durante nuestro paseo, compartimos animadas conversaciones, nos interesamos por las otras mujeres y sus experiencias, nos reconocimos y pudimos comprendernos en nuestras vivencias, no pocas veces compartidas. ¡Gracias!
Esta iniciativa se ha podido llevar a cabo en el marco del proyecto Warmi financiado por el Fondo Europeo de Asilo, Migraciones e Integración a través del Ministerio de Empleo y Seguridad Social.